La importancia de la educación preescolar



La educación preescolar es tan relevante que merece la pena reflexionarla y sobre todo difundirla, para que los padres tomen conciencia y no priven a sus hijos de la misma.

Vale la pena distinguir la educación inicial, que atiende a chiquitos de 0 a 3 años 11 meses, de la educación preescolar que atienden a niños de 4 años a 6 años de edad y que es la obligatoria. Cada una de estas etapas tiene su propia razón de ser y sus propios objetivos. Aunque es de los 0 a los 6 años cuando el cerebro presenta una mayor disposición para recibir estímulos que favorecerán su socialización, creatividad y aprendizaje.

En la educación preescolar, el niño aprende a relacionarse con otros, a desarrollar la responsabilidad, la solidaridad y la importancia de respetar las reglas y las normas, además de una serie de hábitos que forjarán su carácter, todo ello en un ambiente lúdico y grato que le proporcionarán confianza y seguridad en sí mismo.

Un centro de preescolar, además de ofrecer actividades estructuradas en un ambiente controlado, puede ayudar a detectar anomalías físicas o psíquicas, que podrán ser canalizadas y tratadas a tiempo por especialistas.

Es en preescolar donde los niños empiezan a dejar de lado su egocentrismo porque se dan cuenta de que el mundo no gira alrededor de ellos y que hay otras personas a las que debe considerar y respetar.


 Es el lugar donde aprenden a ser más independientes y autosuficientes porque no están los padres para ayudarlos, por tanto no les queda más remedio que hacerse cargo de sus propias cosas y aprender a pedir ayuda. Además de todo, en el área cognoscitiva, los niños terminan el preescolar sabiendo leer, escribir y calcular operaciones sencillas.

Anteriormente se aprendían estas cuestiones en la primaria, pero ahora deben llegar sabiéndolo y si algún niño no tiene esos aprendizajes, le costará mucho más nivelarse con los demás.

Por otro lado, el hecho de que se haya agregado el aprendizaje del inglés le da un plus al programa, dado que los niños en esta etapa es cuando mejor aprenden una segunda lengua. De manera que, a la dificultad de no saber leer, escribir y calcular, se suma la de no haber estado en contacto con otro idioma y la de no haber socializado, dejando al niño en una clara situación de inequidad, que no se solventará con un curso de verano.

No se puede banalizar esta etapa reduciéndola a un “requisito” y como tal tratar de cubrir el expediente con dicho curso por muy intensivo que sea; habría que pensar también en una fórmula de estimulación paralela al primer año de primaria, para que el niño que no cursó preescolar, adquiera las habilidades y esté a la altura de los demás.
Además de todo, creo que la mejor medida para abatir los casos de niños que no asisten a esta etapa es la de informar y sensibilizar a sus padres. Ellos deben conocer y entender las ventajas de la educación preescolar y la diferencia cualitativa que supone el que sus hijos la reciban.

La ley los obliga, pero es mejor que los lleven por convencimiento y entiendan que esos tres años son esenciales para su desarrollo futuro. Cualquier omisión en la educación de los hijos es una forma de maltrato y los padres también tienen que saberlo.

Decía María Montessori: “El niño, con su enorme potencial físico e intelectual, es un milagro frente a nosotros. Este hecho debe ser transmitido a todos los padres, educadores y personas interesadas en niños, porque la educación desde el comienzo de la vida podría cambiar verdaderamente el presente y futuro de la sociedad”. 
Petra Llamas García.
Reflexiones de la Maestra Petra Llamas: petrallamasgarcia@hotmail.com | Twitter: @petrallamas
Fuente: La Jornada de Aguascalientes

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