CRIANDO A UN NIÑO DISCIPLINADO


María Montessori dice “una de las mayores dificultades para asegurar la disciplina radica en el hecho de que no puede limitarse a ser obtenida únicamente con palabras”, es decir que no es tan simple, no puedes hacer que un niño haga algo,  nada más diciéndole que lo haga.  
María Montessori afirma: “decirle a un niño: ‘Quédate quieto como yo! ' no lo ilumina. Uno no puede, con un solo comando, poner orden en el complejo sistema psico-muscular de un individuo en proceso de crecimiento”, es decir, alguien  que está todavía creciendo, y que aún no ha madurado, simplemente no entiende una orden así, al menos no lo suficiente. Por lo general pensamos que si un niño no hace lo que le pedimos es porque nos está desobedeciendo, cuando de hecho, la mayoría de las veces, simplemente no es capaz de seguir nuestras órdenes: simple y sencillamente no puede. Su cuerpo y su mente no se han unido de tal manera que le permita hacer lo que le pedimos. Nuestro trabajo entonces, es ayudarle a lograr esto antes de esperar que obedezca nuestros comandos.

Montessori clasifica la obediencia en tres etapas. 

1a. etapa: el niño no te puede obedecer. Este niño, por lo general entre 0 y 2.5 años, obedece una voz dentro de sí mismo, una directiva interna.

2da. etapa: el niño quiere obedecer y parece entender tu orden, pero no puede o no siempre puede lograr obedecer, incluso aunque quiera hacerlo. Esta etapa va aproximadamente de los 2.5 a los 4.5 a 5 años. 

3era. etapa: el niño ha perfeccionado su auto control y es capaz de hacer lo que le pides, lo cual no significa que lo hará, pero es  física y emocionalmente capaz de obedecer. Entonces, antes de los 5 años, un niño o no puede obedecerte, o quiere hacerlo pero no puede hacerlo bien. 

¿Cúantas veces hemos regañado y gritado a niños de menos de 5 años porque pensamos que se están portando mal a propósito? 

* ¿Cómo ayudas a un niño a aprender a obedecer? 

María Montessori dice, “Los primeros destellos de la disciplina tienen su origen en el TRABAJO. En un determinado momento, un niño se vuelve intensamente interesado en alguna tarea. Esto se muestra por la expresión de su rostro, su intensa concentración, y su constancia en la realización del mismo ejercicio. Tal niño muestra que está en camino de llegar a ser (o volverse) disciplinado.”  A través del trabajo, el niño está aprendiendo a unir su cuerpo y su mente, y mediante este proceso, logrará muchas cosas -una de ellas es la capacidad de seguir tus órdenes. Es a través del trabajo que el niño va adquiriendo la disciplina .  

* ¿Qué puedes hacer para ayudar a un niño a llegar a este punto? 

 Primero necesitas observar al niño atentamente y ver qué le interesa, qué le gusta hacer, aquello con lo que no se distrae fácilemente, identificar las actividades o tareas que realiza con interés y concentración. Tal vez camina por la cornisa delgada en la acera una y otra vez. Tal vez ya usó la mitad de la botella de jabón y todavía no se termina de lavar las manos. Tal vez se pone y se quita algunas prendas de ropa una y otra vez. Tal vez se lleva todo a la boca y explora. Bueno, mientras no le dejes hacer estas cosas una y otra vez hasta que esté satisfecho, lograr que haga lo que tú quieres que haga será una lucha, un conflicto para ambas partes.
Lo más difícil en todo esto es no dejar que tus propios juicios interfieran en el camino. Tal vez pienses que su interés no vale la pena, tal vez te resulte muy incoveniente dejarlo, tal vez tengas otras preocupaciones que te dicen que no debes dejarlo hacer esas cosas, y sientes que no debes permitirlo.

Por ejemplo, estamos en otoño y hace frío. Sin embargo, en este clima de botas y chaquetas, mi hija Brooke (2 años 10 meses) pasa mucho tiempo poniéndose sus trajes de baño, eso es lo que más parece interesarle en este momento. Y lo hace en los momentos más inconvenientes: a las 7.30  de la mañana cuando todos vamos a salir de la casa, tengo que sacarle el traje de baño para que se ponga su ropa para la escuela con gritos, y lágrimas, por supuesto. No le interesan los rompecabezas, aprender las letras, pintar o miles de otras actividades que tengo disponibles para ella. No, solo quiere ponerse sus trajes de baño -primero el rosa, luego el azul, luego el amarillo. Y finalmente los tres, uno sobre el otro. Es impresionante cuánto tiempo y concentración dedica a esto todos los días. 

Lo que decidí hacer fue esto:

En nuestro estante de trabajo (ver foto publicada) creé una actividad (por las tardes, después del a escuela) a la que llamé “ir a nadar”. Incluye todo lo que se necesita para nadar: trajes de baño, camisetas, shorts, sandalias, lentes para sol, toallas, una bolsa. Esta es por mucho su actividad favorita, y cuatro días después de no hacer prácticamente otra cosa que cambiarse los trajes de baño, tenemos mucho menos problemas para salir por las mañana. Incluso ya dice “No podemos ponernos los trajes de baño ahora porque eso es para despúes de la escuela” y aunque aún hay cosas que hace difícil la salida por la mañana, al menos eso de los trajes de baño ya no es un problema. 

¿Cuál sería aquí la lección que tendríamos que aprender?  Que si confiamos en nuestros hijos, si seguimos su directiva, sus iniciativas, -si seguimos al niño-, en vez de luchar contra él,  la vida es mucho más fácil. 

Recuperado de: 


texto y foto: montessorionthedouble.com 

artículo original en inglés: http://montessorionthedouble.com/2013/10/22/raising-a-disciplined-child-or-at-least-one-who-listens/

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